jueves, agosto 31, 2006

Mientras Elena discutía con su novio, Marcos lloraba por la ausencia de su celular. Su madre lo iba a matar. Mientras tanto, Pedrito berreaba por la bola de helado en mitad de la calle real y, dos minutos más tarde, Yin Zhu Ni descubría la fórmula matemática que aceleraría el proceso de lactancia de una oveja. A 400km de distancia viajaba la emperatriz rusa para dar una charla sobre las nuevas tecnologías en Tahití. Un instante más tarde, la madre de Safiya caminaba durante horas en busca de unas gotas de agua en la sabana. Mientras, Safiya, moría lapidada al sur de África. Pero a nadie le importaba. Jorge de León, el vicepresidente de la asociación "Unidos por la paz", vociferaba a su secretaria por haber traído, la muy estúpida, caviar rancio. A la señora Stuart le robaron, dos malhechores, la barra de pan para su marido que vivía en los suburbios de Londres; el pobre deliraba en su lecho de muerte con un cáncer en la próstata sin cesar de acariciar a su gato, hambriento como estaba…

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Ellos no morirán, estoy seguro. No mientras yo me acuerde de ellos.

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