viernes, febrero 02, 2007

CORAZONES HELADOS


Encuentre las 7 diferencias:


Seguramente hay más de siete. Lo que importa es el parecido más razonable: ella tiene el corazón de piedra y yo, hecho polvo el corazón.

Del corazón de piedra pasamos a El corazón helado, la última novela que ha escrito Almudena Grandes que saldrá a la venta en unos días y que tiene muy buena pinta. Ayer explicó de qué iba su libro en un acto ofrecido por el Foro Complutense en Madrid:


El día de su muerte, Julio Carrión, poderoso hombre de negocios deja a sus hijos una sustanciosa herencia con muchos oscuros de su pasado y de su experiencia en la Guerra Civil y la División Azul.
En su entierro, en febrero de 2005, su hijo Álvaro, desvinculado de los negocios familiares, se sorprende de la presencia de una mujer joven desconocida que parece delatar aspectos ocultos de la vida de su padre. Raquel Fernández Perea es hija y nieta de exiliados en Francia y lo sabe todo sobre la vida de sus padres y abuelos. Para ella sólo una historia permanece sin aclarar; la de una tarde que acompañó a su abuelo a visitar a unos desconocidos con los que intuyó existía una deuda pendiente. Álvaro y Raquel están condenados a encontrare porque sus respectivas historias familiares, que son también la historia de muchas familias en España, desde la Guerra Civil hasta la Transición, forman parte de sí mismos y explican además sus orígenes, su presente. También porque, sin saberlo, se sentirán atraídos sin remedio.

Con El corazón helado, Almudena Grandes nos entrega su novela más ambiciosa, en la que traza, a través de dos familias, un panorama emocionante de la historia reciente de nuestro país, y también del conflicto con la memoria de las nuevas generaciones.

La charla, muy amena y familiar (en la que también se habló de política, de la oscura etapa de la segunda República), fue interrumpida a las 19.55 horas a voluntad de todos los presentes. Nos unimos a esa iniciativa que ha demostrado en la práctica el enorme poder que tiene la voluntad de cada uno. Sería humanamente enternecedor que hiciéramos eso cada día, que apagáramos la electricidad de nuestras casas por cinco minutos, que desecháramos los restos tecnológicos, la zozobra artificial de nuestras vidas y apagar así la llama humeante y genocida del siglo XXI por unos momentos. Mientras el planeta se ahoga en un mar brumoso, de polvo y megabytes, seguimos apretando su garganta asfixiada con nuestras manos retorcidas y culpables, clavando los nudillos en su corazón helado.

(Cinco minutos no bastan para tomar el aire que le hemos robado durante tanto tiempo)

Volviendo al tema de la charla, la pasada semana estuve en la de su marido y también nos adelantó algunos detalles. Recitó dos preciosos poemas; uno, dedicado al fútbol; otro, a su madre que, según el escritor, siempre había pensado que sería una cursilería (un poema hermoso y cargado de emoción... nos contó que su madre siempre soñaba con viajar a París, pero nunca tuvo la oportunidad. Ahora, en la memoria, realiza ese viaje poético a la ciudad del amor). El título 'Vista cansada' , dice Montero, se lo ha puesto su oftalmólogo porque en una de sus revisiones le comentó que llegados a una edad, uno no ve con los mismos ojos juveniles. "Pero no pasa nada -acaba el poeta- porque, como en la vida misma, nos ponemos unas lentes nuevas y tan contentos".

[FOTO: por Laura, una noche de noviembre por Madrid]