sábado, diciembre 22, 2007

Portal de Belén



Venid, hombres y mujeres
venid a la cabaña navideña.
Cruzad el pesebre iluminado
con estrellas y neones, con sus dunas
estrujadas por la nieve,
y seréis eternidad.

Recoged los ecos que reparto
desde el calor de una vela gruesa
y veréis el mensaje envuelto
en unos grandes almacenes.

Aparcad los naufragios en la sombra
como los sueños derretidos
construyen el cascarón acostumbrado,
y se agrietan. Somos tan hermanos, tan iguales
que la magia derrama su dorado
en barrios y suburbios. Y ahora es otra cosa.

Agitad guirnaldas y canciones,
llenaos del espíritu acorralado
en el humo, en la lana, en los graneros
y veréis la cabaña a lo hondo de la noche.

Abríos paso entre la niebla pegajosa,
alzad vuestras ofrendas, la mirra, el oro,
daos prisa, la noche se hiela en un vagón,
tiritante en el camino despeñado.

Ya os oigo… Secaos los pies
al entrar, acabo de pasar la fregona.



Pequeña aportación para una revista palentina

lunes, septiembre 24, 2007

Oscuridad



Era bonito
cuando las aceras
aprendían a abrigar la noche
con paseos de sonrisa clandestina
y tu voz me susurraba es tarde…
mientras nos dábamos la mano
seriamente, cual pareja.
Era hermoso cuando los charcos
eran cunas taciturnas que se mecían
en tu rostro borroso,
y dormitabas con esa suavidad
tan parecida a la ternura. También
era lindo perseguir lunas menguantes
o saborear nuestros pasados
e intercambiar besos debajo de los puentes
por no caer en la rutina.
¡Era maravilloso! hacer añicos la soledad
pisotearla, escupir en su cara
y brincar contando hasta cien o mil.
Era precioso, sin duda,
ver Madrid engalanado
con su traje de luces iluminándonos
el camino de vuelta a la estación.
Pero, sin duda, era absolutamente perfecto
cuando las farolas perdían el tacto
y nos quedábamos a oscuras.

viernes, septiembre 07, 2007

Incendio en la ciudad


Activaste sin saberlo aquella chispa
que prendió fuego a la ciudad.
.
La techumbre se derritió lentamente
hasta teñir el asfalto de carne y tejas.
Así, las grietas de la piel se poblaron
de casas y calles transitables
en la letanía de las noches oscuras,
y los ventanales –inquietos en sus moldes–
temblaron, y cayeron infalibles al vacío,
pese a un desgarro lacrimógeno
que gritó con la blancura de un pañuelo agitado.
.
Una esperanza inerte en un portal,
un deseo arrojadizo. La marquesina
aún resiste el peso de las horas…
.
Los callejones se asfixiaron de ti
mientras atravesaba la humareda
y se me inundaba el pecho de ceniza.
Y respiré como pude.
.
Te he buscado con los ojos incendiados.
Y no me salvas. Y no me salvas.

lunes, agosto 27, 2007

5 minutos de libertad



Abrió la puerta para recibir los primeros rayos de luz que endulzaban la mañana. Unos segundos después, y siguiendo su modesta costumbre, se sentó en el banco a lamentarse de lo de siempre. Encendió un cigarrillo y pensó que el césped ya estaba demasiado alto. Con la memoria equilibrada en el lejano horizonte, despidió el humo y sus aburridas formas entre los dientes amarillos, reparando en la inútil lejanía del mar y de sus ya olvidados aires. Una leve sonrisa, alentada quizás por las hojas de los árboles que raspaban el cielo, era siempre la remembranza débil de su calle y de su cálida compañía. La piel sudorosa ansiaba aquellas caricias, aquellas palabras que arropaban tanto y ahora hacen tanto daño en la distancia. Al sonar el timbre, le dio la última calada y lanzó la colilla al suelo, aplastando sus cinco minutos de vida entre el zapato y las baldosas.





Como cualquier otro monótono día, golpeó su frente una y otra vez contra los oxidados barrotes.

Allí

Allí, tu piel transpira a veces un olor


que acalla los poros del silencio.

Me hablas con tus manos

quemando cada borde de mi boca,

abrasando con los dedos ese abismo,
esa llamarada de labios que estalla

en la inocencia de esa cama.

Ardores que me saben a vainilla

si te pienso enredada entre las sábanas.
Aquí, tiritan grises las nubes

y el alba le ruge a los cristales,
que lloran gotas de amargura.

Amanece.
Y solo hallo este vaho,

este aquí tan solitario.

viernes, agosto 10, 2007

A un maestro

Dedicado a José Mari por su pasado cumpleaños. Porque se merece esto y más, y porque en breve le publicarán su primer libro (hecho que me llena de orgullo y alegría después de tanto esfuerzo). ¡Mucha suerte!

A un maestro


A un maestro le debes tu camino,

a un maestro le debes tu victoria

por trucar con colores su oratoria

y hacer de lo difícil lo anodino.

Por vestirse del Genio de Aladino

y expulsar con su lámpara la escoria.

Por frotar con su tiza la memoria

y hechizar las pizarras del destino.

A un maestro le debes un gran coco,

a un maestro le debes los zapatos

que construyen tu estela poco a poco

a base de sintaxis y libracos.

Un maestro no puede estar tan loco

si del cuello le cuelgan treinta tacos.

Saludos desde Edimburgo

Hola, poetas! Tengo el blog un poco abandonado pero no del todo. Ahora mismo actualizo desde Edimburgo, en el corazon de Escocia. A ver si estos montes tan verdes y estas callejuelas tan impresionantes me inspiran y cuelgo algo pronto.

Un saludo enorme para todos, espero que esten pasando un buen verano. Un abrazo.

miércoles, junio 06, 2007


El político


Los ojos muertos y arrugados que se clavaban fijamente en las monedas del cacharro y los dientes florecidos abruptamente con tierna honradez ponían en evidencia el derroche estatal que Mario Bernabé –el político del pueblo– prometía a las masas con voz firme pero tan esperanzadora como la de un recién nacido, mientras las ratas del alcantarillado municipal le arrancaban la sangre a aquel arrugado, tristón, y pobre hombre de la esquina.

viernes, mayo 25, 2007


Viernes 25 y sábado 26 de mayo presentación de Tres sombreros de copa en el Colegio Mayor N.S. de África, en Madrid, a cargo del grupo de teatro Áfrika. La entrada es gratuita. ¡Que la disfruten!
Cartel a cargo de Bárbara.

domingo, mayo 13, 2007

Barcas



Para ser feliz en el inmenso mar

solo precisamos de dos bocas y una barca.

Unos remos que hurguen el deseo

y unas manos turbias que jueguen a encontrarse.

Es simple mantener el equilibrio

si dirigimos nuestro amor hacia el futuro.


Pero a veces las barcas dan un vuelco

y se ahoga –irreversiblemente–

el rumbo de una vida.

lunes, abril 30, 2007


FRÍO

Tu carne helada como el aire,
los huesos enjutos y calmosos,
la mejilla de mármol roto,
la mano que cae delicada
y su rozar por el vientre nevado.
.
Tu mirada, un estanque tranquilo.
La rana que resbala del nenúfar.
El chapoteo misterioso de los ojos
y la pupila ahogada en la tristeza.
.
La palidez carnosa huye entre sombras
y me asalta una verdad.
El verdadero frío es estar sin ti.

viernes, abril 13, 2007

Otra de consumismos...










miércoles, marzo 21, 2007


Tras este largo lapsus de tiempo, vuelvo con un pequeño reportaje fotográfico sobre el tema del CONSUMISMO, algo que está cada día más presente en nuestras vidas. Colgaré algunas fotografías más.



1_ La mujer del montón

La fotografía representa a La señora del montón. He decidido titularla así para transmitir un doble sentido: la mujer que rebusca entre un montón de ropa y la mujer cotidiana, ciudadana trivial, ‘del montón’.

La toma es del domingo 11 de marzo en una plazoleta colindante a Tirso de Molina. Me impactó el amasijo de ropa sobre los stands del mercadillo, así que intenté fotografiar el estado del mismo. Durante el acercamiento, me percaté de una señora que ojeaba las piezas de ropa con cautela, incluso llegando a probarse alguna sobre el cuerpo. La perspectiva de sus brazos en alza, la disposición de su cuerpo, la ropa característica del prototipo de señora ‘vulgar’ o el apelotonamiento de la ropa y, sobre todo, el rasgo facial tan expresivo fueron algunos de los factores que más me marcaron a la hora de retratarla.

Resulta de vital importancia resaltar el rostro de decadencia y solitario de la mujer, así como la vestimenta, que parece que se presta para ocasiones especiales, esto es, que se toma el hecho de comprar como un evento importante en su vida.

viernes, febrero 02, 2007

CORAZONES HELADOS


Encuentre las 7 diferencias:


Seguramente hay más de siete. Lo que importa es el parecido más razonable: ella tiene el corazón de piedra y yo, hecho polvo el corazón.

Del corazón de piedra pasamos a El corazón helado, la última novela que ha escrito Almudena Grandes que saldrá a la venta en unos días y que tiene muy buena pinta. Ayer explicó de qué iba su libro en un acto ofrecido por el Foro Complutense en Madrid:


El día de su muerte, Julio Carrión, poderoso hombre de negocios deja a sus hijos una sustanciosa herencia con muchos oscuros de su pasado y de su experiencia en la Guerra Civil y la División Azul.
En su entierro, en febrero de 2005, su hijo Álvaro, desvinculado de los negocios familiares, se sorprende de la presencia de una mujer joven desconocida que parece delatar aspectos ocultos de la vida de su padre. Raquel Fernández Perea es hija y nieta de exiliados en Francia y lo sabe todo sobre la vida de sus padres y abuelos. Para ella sólo una historia permanece sin aclarar; la de una tarde que acompañó a su abuelo a visitar a unos desconocidos con los que intuyó existía una deuda pendiente. Álvaro y Raquel están condenados a encontrare porque sus respectivas historias familiares, que son también la historia de muchas familias en España, desde la Guerra Civil hasta la Transición, forman parte de sí mismos y explican además sus orígenes, su presente. También porque, sin saberlo, se sentirán atraídos sin remedio.

Con El corazón helado, Almudena Grandes nos entrega su novela más ambiciosa, en la que traza, a través de dos familias, un panorama emocionante de la historia reciente de nuestro país, y también del conflicto con la memoria de las nuevas generaciones.

La charla, muy amena y familiar (en la que también se habló de política, de la oscura etapa de la segunda República), fue interrumpida a las 19.55 horas a voluntad de todos los presentes. Nos unimos a esa iniciativa que ha demostrado en la práctica el enorme poder que tiene la voluntad de cada uno. Sería humanamente enternecedor que hiciéramos eso cada día, que apagáramos la electricidad de nuestras casas por cinco minutos, que desecháramos los restos tecnológicos, la zozobra artificial de nuestras vidas y apagar así la llama humeante y genocida del siglo XXI por unos momentos. Mientras el planeta se ahoga en un mar brumoso, de polvo y megabytes, seguimos apretando su garganta asfixiada con nuestras manos retorcidas y culpables, clavando los nudillos en su corazón helado.

(Cinco minutos no bastan para tomar el aire que le hemos robado durante tanto tiempo)

Volviendo al tema de la charla, la pasada semana estuve en la de su marido y también nos adelantó algunos detalles. Recitó dos preciosos poemas; uno, dedicado al fútbol; otro, a su madre que, según el escritor, siempre había pensado que sería una cursilería (un poema hermoso y cargado de emoción... nos contó que su madre siempre soñaba con viajar a París, pero nunca tuvo la oportunidad. Ahora, en la memoria, realiza ese viaje poético a la ciudad del amor). El título 'Vista cansada' , dice Montero, se lo ha puesto su oftalmólogo porque en una de sus revisiones le comentó que llegados a una edad, uno no ve con los mismos ojos juveniles. "Pero no pasa nada -acaba el poeta- porque, como en la vida misma, nos ponemos unas lentes nuevas y tan contentos".

[FOTO: por Laura, una noche de noviembre por Madrid]

jueves, enero 18, 2007

El paraíso





Cuando todo hubo acabado

su cuerpo levitó entre nubes.

Surcó los mares de algodón

palpando el tacto espeso de la luz

con sus manos de codicia. Y subió.

Ya en el cielo,

ansioso,

preguntó:


-¿Y el paraíso?

-Lo acaba usted de dejar atrás.

lunes, enero 01, 2007

















Navidad

Humo de leña,
escarcha en el campo,
aroma de invierno…

Las luces parpadean el amor,
las bengalas prenden fuego a otro año
donde los deseos brillan eternos
y palpita un secreto de canela.
Con el árbol de mi niñez
y la guirnalda de mis manos
busco en el belén de esta ciudad
la estrella que ilumine mi camino.
La inocencia de aquel niño que fui
se enfrenta ante el adulto:
el tiempo escuece
a esta infancia de hollín y mazapán,
y llora una lágrima en almíbar.

¿La fe?
a fin de año la descorcho
para que la espumosa realidad me enfríe
en este brindis por la vida
y se esfume así la manera de creer
en los sueños de rey mago.
Paz, felicidad y amor
son utopías turroneras
que Papá Noel prefiere colar
por la chimenea del iluso.

En la carta o en el saco
ni siquiera cabe el tiempo,
ni el tictac de unos ojos
muertos por querer vivir.

Otro año, el campanario hace balance
con los cuartos del propósito y la reflexión.

Doce uvas,
doce segundos,
doce veces la certeza
de que existo.
Dos mil siete sueños incompletos
en el reloj de mi juventud.