domingo, enero 20, 2008

Invisibles IV



El sueño de Bianca

Nunca se manchan
las manos de los hombres
y siguen cayendo las cabezas
al pantano sigiloso, que merodea
verdinegro entre los charcos.

Marionetas que caen con la sonrisa
cosida a la boca, los ojos
incrustados en los bordes
y esa madera, que parece cantar
tan tristemente vieja.

Pierden sus músculos la fuerza milagrosa
de los despiertos, de los ricos.
El Tsé-tsé parasitario le pica los brazos
y el títere no halla hilos en sus manos.

Una realidad inasible,
un sueño inconciliable.

Condenados a esa siestecita invisible.

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