Tenerte


Ya no oigo el rock and roll de tu cadera,
tan sólo un frío blues desenfadado.
Mi guitarra va cantando por tu acera
baladas con aires de primavera
que acentúan el manjar de tu rostro acicalado.

Hoy atraco a mano armada tu sonrisa
y la encierro bajo llave en mis adentros.
Amar es compartir, disfrutar de la brisa.
Lo que el viento se llevó fueron tus prisas
y una granada de amargura en el aliento.

Me pierde las enaguas levantarte
y me río de tu calle sin farola.
Tacón alto y media de seda, que no falte
tu beso que se esfuma en vuelo chárter
y me deja ese sabor a la española.

De tequila se empapa tu boca traviesa.
Un chorrito de limón,
una pizca de sal como coartada.
Es más bien una tristeza
que te ahoga de sed, princesa,
y revive con mi voz azucarada.

Hoy he jugado a esconderte en mi chistera,
a cerrar los ojos y olvidarte para siempre.
Olvidar tu mirada, olvidar tanta espera.
Pero lo que olvidé fue la cartera
con que pagar este delirio vehemente.

He tragado lunas y noches de cafetera
hasta incubar el mal de amores del ¡achís!
Noches con hedor a motel de carretera,
a grisáea, sucia e indigna borrachera.
Nada sé, nada soy sin tu labio de anís.

Hoy he rezado tu rosario en el almuerzo,
y he rogado para borrarte con lejía.
Yo creo en tu credo, lo confieso:
me declaro Devoto, beato y preso.
Mas no tenerte, es el pan de cada día.