miércoles, septiembre 27, 2006

Un día en la cocina

El otro día llegué a casa con un hambre de perro, así que abrí la nevera.

-Estante nº 1. Dos tomates y un pimiento verde.
-Estante nº 2. Una lechuga y tres yogures semidesnatados.
-Estante nº 3. Los restos de una tableta de chocolate.
-Estante nº 4. Unos filetes milanesa para mañana.

Alguna botella de gaseosa, el bote de mayonesa y una docena de huevos. Solución: la despensa. En la despensa lo único que me atrajo fue una lata de atún. Sí, ¿qué pasa?, ¿nunca has estado hambriento?. Pues me hice con dos rebanadas de pan de molde, las unté con mayonesa y le mandé la lata de atún. Y hala, ¡a la tostadora! Saco mi supersandwich humeante. Lo parto en dos mitades y se deshace del interior aquella capa de finales de verano. Fue fundarlo en la mesa y...

Tras unos segundos masticando siento algo duro crepitar. Escupo en una servilleta y... ¡Una espina!.

En un principio se me quitó el hambre, pero después reflexioné un rato y me alegré: ¡¡recórcholis, que no es atún de laboratorio, es atún auténtico!!

3 comentarios:

JeJo dijo...

- Je je je ... que rico !.
Me dió ganas ...

JeJo dijo...

- Ya volveré a comer poesía por aquí ...
Saludos .

Caperucito Lorca dijo...

Siempre que quieras, puedes visitarme. Un abrazo.