lunes, agosto 27, 2007

Allí

Allí, tu piel transpira a veces un olor


que acalla los poros del silencio.

Me hablas con tus manos

quemando cada borde de mi boca,

abrasando con los dedos ese abismo,
esa llamarada de labios que estalla

en la inocencia de esa cama.

Ardores que me saben a vainilla

si te pienso enredada entre las sábanas.
Aquí, tiritan grises las nubes

y el alba le ruge a los cristales,
que lloran gotas de amargura.

Amanece.
Y solo hallo este vaho,

este aquí tan solitario.

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