lunes, septiembre 24, 2007

Oscuridad



Era bonito
cuando las aceras
aprendían a abrigar la noche
con paseos de sonrisa clandestina
y tu voz me susurraba es tarde…
mientras nos dábamos la mano
seriamente, cual pareja.
Era hermoso cuando los charcos
eran cunas taciturnas que se mecían
en tu rostro borroso,
y dormitabas con esa suavidad
tan parecida a la ternura. También
era lindo perseguir lunas menguantes
o saborear nuestros pasados
e intercambiar besos debajo de los puentes
por no caer en la rutina.
¡Era maravilloso! hacer añicos la soledad
pisotearla, escupir en su cara
y brincar contando hasta cien o mil.
Era precioso, sin duda,
ver Madrid engalanado
con su traje de luces iluminándonos
el camino de vuelta a la estación.
Pero, sin duda, era absolutamente perfecto
cuando las farolas perdían el tacto
y nos quedábamos a oscuras.

viernes, septiembre 07, 2007

Incendio en la ciudad


Activaste sin saberlo aquella chispa
que prendió fuego a la ciudad.
.
La techumbre se derritió lentamente
hasta teñir el asfalto de carne y tejas.
Así, las grietas de la piel se poblaron
de casas y calles transitables
en la letanía de las noches oscuras,
y los ventanales –inquietos en sus moldes–
temblaron, y cayeron infalibles al vacío,
pese a un desgarro lacrimógeno
que gritó con la blancura de un pañuelo agitado.
.
Una esperanza inerte en un portal,
un deseo arrojadizo. La marquesina
aún resiste el peso de las horas…
.
Los callejones se asfixiaron de ti
mientras atravesaba la humareda
y se me inundaba el pecho de ceniza.
Y respiré como pude.
.
Te he buscado con los ojos incendiados.
Y no me salvas. Y no me salvas.